Hoy visitamos Nantes, la capital de la Bretaña.

Aparcamos fácilmente en un polígono industrial adjunto a Les Machines de L´Ile. Una especie de parque temático, donde lo más llamativo es Le Grand Elephant.

Había además un pabellón, La Galerie des Machines, y un curioso Carrusel, llamado Des Mondes Marines. Todo inspirado en el mundo de Julio Verne, natural de Nantes. Las entradas son por atracciones y nos parecieron algo caras. Así que desistimos. 

Entramos en una oficina de turismo allí mismo donde nos dieron un mapa de la ciudad en el que hay que seguir una línea verde que hay pintada en el suelo.

Fue muy divertido seguirla, y anduvimos todo el día para acabar el itinerario.

Arriba cruzando el Loira para empezar el recorrido por la ciudad.

Paseando llegamos al edificio más emblemático de Nantes, el castillo de los duques de Bretaña.

Su más ilustre inquilina es Ana de Bretaña, que nació y se crió aquí y llegará a ser reina de Francia tras casarse con Carlos VIII y Luis XII.

Hoy es el museo de Historia de Nantes, pero no entramos a su interior.

Solo entramos al patio de armas donde había una muestra de arte contemporáneo.

La ruta nos lleva hasta el jardín Des Plantes, un espacio verde donde las niñas lo pasaron muy bien.

Tras jugar bastante rato y dar de comer a las cabras e incluso ver plantas carnívoras seguimos nuestro itinerario.

Por las calles empezamos a ver carteles al revés.  Formaba parte del festival de arte Le Voyage de Nantes, pero entonces no sabíamos nada

Nuestro itinerario nos lleva a la Catedral de San Pedro y San Pablo, de estilo gótico sus obras duraron «solo» 457 años, pero el conjunto es muy armonioso.

Destaca la blancura de la toba calcárea con la que está construida.

En su interior se hallan las tumbas de Francisco II y Margarita de Foix (padres de Ana de Bretaña)

En las tumbas nos llamó la atención una escultura alegórica de la vida y la muerte, por un lado una bella joven y por el otro y viejo de larga barba blanca.

Seguimos nuestro itinerario y pasamos por la Ópera Graslin, edificio del siglo XVIII, que hoy estaba decorado dentro del festival de arte que vive la ciudad.

Nuestra siguiente parada es el mítico café la Cigale, situado en el lado opuesto de la Ópera Graslin.

De estilo art Nouveau, fue inaugurado en 1895 y frecuentado por surrealistas como André Bretón que era cliente habitual.

De vuelta a la auto, llegamos cansados y tras tres horas de caminar de nuevo a las máquinas de la isla, allí las niñas se montan en un carrusel.

Después buscamos un pueblo con área para pernoctar y terminamos haciéndolo en Les Essarts, donde llegamos ya de noche.

Dormimos en un área gratuita que existe junto al camping municipal.